La postura mayoritaria dentro de los movimientos anarquistas es la de la abolición de las prisiones, de hecho, una parte muy importante de los mismos, considera incompatible el considerarse anarquista con el estar a favor del mantenimiento de las prisiones, ya que ésta es una de las formas más crudas de autoritarismo y dominación que existen en nuestra sociedad. Unos de los poquísimos “anarquistas” que están a favor del mantenimiento de las prisiones serían los de un sector minoritario de la CGT. Fue muy famosa (en nuestro entorno) la discusión, debate y posterior votación, que se hizo dentro de este sindicato sobre si se permitía la afiliación de los carceleros a, o lo que es lo mismo, se votó si los carceleros podían ser considerados trabajadores. La votación prohibió el que los carceleros se pudiesen sindicar, el resultado, según tengo entendido, fue de en torno a 2/3 de votos en contra y 1/3 de votos a favor, pero el daño ya estaba causado, los cegeteros más comprometidos se sintieron ofendidos, el resto del movimiento libertario fue progresivamente apartándose de ellos y su acérrimo enemigo, la CNT, les metió un puteo que todavía se mantiene a día de hoy.
A pesar de este gran consenso entre los libertarios, éste es un tema imposible de entender para la inmensa mayoría de los ciudadanos, de hecho, cada vez que alguno de nosotros lo planteamos en una conversación cotidiana, nos responden con perplejidad (los más educados, el resto simplemente nos toma por una panda de retrasados mentales). La pregunta estrella que nos suelen hacer, es la de “¿y qué hacemos con los violadores?”. Ante esta pregunta, intentas explicarles que el error está en la propia formulación de la misma, pero te suelen interrumpir, y te dicen “deja de enrollarte y responde a la pregunta”, así que no te queda más remedio que responder, “no sé, si un desgraciado viola a mi madre o a mi hermana, supongo que lo degollaría y descuartizaría, después de asfixiarlo al hacerle tragar sus cojones”, a lo que te responden con una sonrisa burlona y un “entonces tú eres peor que nosotros”.
Evidentemente, mi concepto de justicia no es el anteriormente expuesto, ni creo, por desgracia, tener suficiente valor para hacer lo dicho, pero lo que sí que está claro, es que llegado a un punto tan extremo como es la violación o asesinato de un ser querido, se hace imposible el mantenimiento de una convivencia adecuada.
A lo que quiero llegar, es que la solución pasa por prevenir los crímenes, de esta manera no habría criminales y no habría castigo. Es decir, la pregunta “¿qué hacemos con los violadores?” es una trampa en la que no debemos caer los abolicionistas, ya que no tiene respuesta posible, debemos cambiarla por esta otra ¿qué podemos hacer para acabar, o al menos reducir, las violaciones? Esta pregunta sí que tiene respuesta. A día de hoy, hemos convertido el sexo en el mayor negocio existente, no hay ningún otro fenómeno que mueva tal cantidad de dinero. Aún en plena crisis, la prostitución sigue facturando cantidades exorbitantes, hay estudios que afirman que hay 600 000 mujeres prostituyéndose en España (más del 2% del total de mujeres en España, acercándose al 3%), hay centenares de sex shops, una enorme presencia tanto en las revistas como en el cine, las empresas son incapaces de anunciar un coche o un simple chicle sin utilizar el cuerpo de una mujer (y en menor medida el de un hombre), hace falta ser un genio del humor, para hacer un chiste con algo de gracia que no hable de culos y tetas y un larguísimo etcétera que no hace falta precisar, todos sabemos que el sexo es un negocio y eso no dice mucho a favor de la salud sexual de nuestra sociedad.
Como muy bien dijo alguien famoso (no tengo ni idea de quien fue ni me importa, al que le interese que lo busque en Internet) “cada sociedad tiene los presos que se merece”, con esto no quiero justificar a los violadores, nosotros también vivimos en esta sociedad y no andamos violando a nadie, pero es evidente que el hecho de haber mercantilizado el sexo nos está saliendo muy caro.
Otro punto a destacar, es que en la cárcel hay algo más que violadores, asesinos en serie y monstruos de 6 cabezas, de hecho la inmensa mayoría de los presos está en la cárcel por cometer pequeños robos o por traficar con cantidades ridículas y los móviles de dichos delitos, suele ser la pobreza, la marginación social y la adicción a las drogas.
Para un análisis serio de las causas que llevan a un ciudadano a delinquir, habría que hacer un larguísimo estudio sociológico, que evidentemente no voy a realizar, pero, todos estaremos de acuerdo en que el hecho de que haya más de un 20% de parados (muchos de los cuales no cobran ningún subsidio), con miles de hogares que tienen a todos sus miembros en el paro, a lo que hay que añadir la creciente precarización de los sueldos en las 2 últimas décadas (no voy a hablar del capitalismo neoliberal, pero creo que ya todos sabéis de que hablo) y el brutal crecimiento tanto en el precio de la vivienda como en el alquiler de la misma, han imposibilitado el ahorro, obligando a los trabajadores a vivir día a día y sin ningún margen de maniobra en caso de los cada vez más habituales contratiempos laborales.
A esta pobreza hay que añadir la creciente desigualdad social, los trabajadores no vimos un euro en los muchísimos de años de crecimiento económico ininterrumpido, pero ahora que ha llegado la crisis, hemos tenido que ser los primeros en “abrocharnos el cinturón” (palabras literales de Solbes). Poniendo un ejemplo cercano, Manuel Jove, es la cuarta fortuna de España, el año pasado le fueron muy bien los negocios, de hecho pasó de una fortuna de unos 1 900 millones de dólares a los 2 400, pero curiosamente, tuvo que cerrar Caramelo y mandar a la calle a decenas de trabajadores, porque decía que la empresa estaba arruinada. De hecho, este señor se ha hecho un especialista en quebrar empresas, pero esta facilidad innata para cargarse empresas y mandar a la gente a la ruina, lejos de ser un problema, le ha convertido en la cuarta fortuna del país. Ni que decir tiene, que también ha sido un gran año para Amancio Ortega, el hombre más rico de España ha incrementado en un 36,6% su fortuna en el peor año para la economía española, desde el fin de la Guerra Civil.
Como ya dije antes, los índices de criminalidad de un país, se basan en muchísimos más factores que los meramente económicos, de hecho en España hay menos delitos que en otros países europeos, donde el paro no llega ni al 10%, pero está claro, que la miseria, la falta de igualdad y la injusticia social, no sólo son factores que incitan a la delincuencia, sino que incluso la legitiman.
Otro factor imprescindible para entender la criminalidad, sería el problema de las drogas, de hecho, en torno al 80% de los presos han sido encerrados por motivos relacionados con la droga. La droga se ha convertido en uno de los mayores negocios de nuestra sociedad, pero mientras los grandes narcotraficantes se enriquecen con la permisividad, incluso complicidad de políticos, policías y empresarios, los pequeños “camellos” y consumidores están poblando las cárceles. De los cerca de los 80 000 presos que tenemos ahora mismo en nuestras prisiones, en torno a 60 000 están presos, en gran medida, por esta injusticia. Con este dato, queda de nuevo demostrado la frase que mencioné anteriormente “cada sociedad tiene los presos que se merece”.
Hasta aquí he intentado demostrar, que la cárcel además de injusta, no ataca a la raíz de sus problemas, sino a sus consecuencias (a las consecuencias que interesan atajar, claro está), ahora querría demostrar su ineficacia.
A mi entender, la cárcel tiene principalmente 2 metas (que me perdonen Foucalt y compañía, pero no creo que tenga sentido enrollarse en temas más complejos y abstractos, que probablemente ni yo ni la gente de a pie comprendamos):
1. Acojonar a la sociedad, decirnos “si te portas mal te voy a encerrar”, de esta manera trata de incitarnos a seguir las normas.
2. Castigar y reprimir al preso, para que le valga de escarmiento y no vuelva a delinquir.
La primera meta, podemos pensar que la consigue, ya que hay gente que no delinque por miedo a las represalias, pero la práctica parece demostrar lo contrario. En Estados Unidos tanto las cárceles como su código penal son mucho más duras que en cualquier país de la Unión Europea, pero tanto su índice de delincuencia como la gravedad de los delitos es muchísimo mayor. Poniendo un ejemplo más cercano, en España llevamos más de una década endureciendo el código penal sin que esto afecte al índice de delincuencia, que permanece invariable, evidentemente, lo que no permanece invariable es el número de presos que no para de subir hasta rozar los 80 000 a día de hoy.
La segunda meta es un fracaso absoluto, como muy bien decía José Tarrío en su libro “Huye, hombre, huye” (ésta vez sí que me acuerdo del nombre del autor), el que sale de la cárcel suele reincidir y, en muchos casos, vuelve a entrar por un delito más grave que el cometido en la primera ocasión. Es decir, la cárcel se convierte en una “universidad del crimen”, con la única diferencia de que en esta universidad se enseña mucho mejor que en la universidad tradicional.
Haciendo una pequeña síntesis de todo este tostón, podemos decir, que somos abolicionistas, porque la cárcel es uno de los mayores atentado a los derechos humanos y a la dignidad de la persona (sobre este tema no he profundizado mucho, pero yo creo que todos sabemos que la cárcel es un infierno incluso aunque se cumpliesen las normas, algo que no se produce en ninguna de las cárceles españolas), es injusta, ya que sólo se persiguen los delitos del pobre (de los más de 500 delitos tipificados en el código penal, se están aplicando unos 50) y se les hace cargar con unas culpas de las que no estamos exentos el resto de la sociedad y no sirve, ya que el recrudecimiento de las normas y de las condiciones de encierro suelen provocar el efecto contrario al deseado, es decir, un mayor número de delitos con una mayor gravedad de los mismos. También podemos decir que es antieconómico, se calcula que mantener a un preso en España cuesta 54,79€ al día, mantener a 80 000, serían 4 383 200€ al día, de todas maneras no me gusta hablar de dinero, cuando están en juego la libertad y la vida de las personas, además, los empresarios españoles saben que la explotación laboral es muy rentable y ya tienen a cientos de presos trabajando por unas pagas ridículas.
Resumiendo, somos abolicionistas porque la cárcel es cruel, injusta y no sirve para prevenir el crimen.
23 jul 2010
Abolicionismo (artículo por la abolición de las prisiones)
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si ke estaria bien decir a nuestra familia o kien no entiende ke hacer kon esos violadores o asesinos en serie ke hariamos kon ellos,por ke esta klaro ke el problema viene de antes y ke es la soziedad la ke nos korrompe y trata de konvertirnos en seres deskonocidos hasta para unx mismx,pero esas personas ya estan ahi!no pueden borrarseles del mapa.
ResponderEliminarasi ke me parece importante ke pensemossobre eso.
por el resto,me gusta komo eskribes,se te lee desde cerka.
un saludo y anarkia.