26 jun 2010

En España crece el número de ricos así como su dinero mientras nos calzan durísimos ajustes económicos al común de los mortales.


Según los datos que se desprenden de la 14 edición del “World Wealth report” (informe mundial de riqueza) elaborado por “Merril Lynch Global Wealth Management” y por “Capgemini”, poco sospechosas ambas entidades de “radicalidad” ninguna, el número de particulares con patrimonios elevados (con activos de inversión mínimos de un millón de dólares sin contar con primera vivienda y consumibles, o sea, lo que aquí se conoce como un “rico de mierda”) de España es de 143.000, 16.000 más que los del año anterior, que eran 127.000. Esto quiere decir que a lo largo del 2009 hubo un incremento del 12,5% respecto al 2008. De este modo España se coloca en el puesto número 12 de los países con mayor número de grandes patrimonios.
A nivel mundial el número de “ricos de mierda” (según el criterio antes referido) se situó en 10 millones, un 17,1% más que en el 2008, mientras que su riqueza se incrementó en un 18,9% llegando a los 39 billones de dólares. Si bien el ejercicio anterior la riqueza mundial había caído un 19´5% hasta 32,8 billones.
Aunque son los países asiáticos quienes acusan más este incremento, el mayor número de grandes patrimonios y, en consecuencia, de riqueza siguen concentrados en EEUU, Japón y Alemania.
Es curioso que mientras los más ricos de este país aumentan considerablemente en número y en patrimonio, cosechando cuantiosos beneficios y marcando una tendencia de clara recuperación con respecto a años pasados, es cuando el gobierno decide aplicarnos medidas draconianas al común del ciudadano, que no solo mutilan el mal llamado “estado de bienestar” y empobrecen al desfavorecido, si no que benefician de modo flagrante a los ricos que, dicho sea de paso, son los que nos metieron en esta supuesta crisis. Ante la crisis provocada por el neoliberalismo: más neoliberalismo. El estado desmantela la protección al ciudadano para proteger y subvencionar al capital privado, mientras este incrementa sus ganancias a costa del empobrecimiento y la pérdida de derechos de lo trabajadores.
En fin, no vamos a perder más tiempo despotricando porque los datos hablan por si solos.
¡A la calle! Que si esto sigue así y no hacemos nada vamos a acabar trabajando por la comida (el que tenga suerte) y aún seguiremos votándoles, justificándoles y animando a su selección.

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