Cuando Emma Goldman, que había sido llamada por la prensa norteamericana «la mujer más peligrosa del mundo", murió oscuramente en un lugar de Canadá, un periodista llamado William Marion Reedy escribió que aquella pequeña pero formidable judía había estado «ocho mil años adelantada a la de su época". Sin duda, hay que considerar ésta como una opinión bastante exaltada, pero no sería injusto decir que estuvo (en muchos aspectos) muy por delante de su tiempo. Esta brillante discípula de Bakunin y de Nietzsche, no destacó siempre a igual altura, pero durante unos años llegó a convertirse en una auténtica pesadilla para el orden establecido norteamericano y en el terreno de la liberación de la mujer su voz resulta plenamente actual.
19 jul 2011
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